Ayer martes, tras suspenderse el pasado domingo día veintinueve se celebró la Fiesta campera organizada en honor al novillero Juan Romero "El Zorro" y para celebrar la magnífica temporada pasada.
En las magníficas instalaciones preparadas había encerrados una vaca, que tentó Antonio Sanz (co-apoderado de "El Zorro") y un novillo que lidió y mató el joven torero del barrio de San Pedro. Ambos ejemplares pertenecían a la ganadería de Sierra Borja, que pasta en el término municipal de Espiel y que es propiedad de Rafael Muñoz "El Andaluz".
En un ambiente de fiesta y con un sensacional tiempo, se tentó la vaca por parte de Antonio Sanz. Entró en varias ocasiones al caballo montador por el magnífico picador cordobés Manuel Zapata, demostrando su bravura. Ya con la muleta, la vaca no se cansaba de embestir con gran clase por ambos pitones. Antonio Sanz disfrutó e hizo disfrutar a la concurrencia, dejando momentos de altísimo nivel.
Antonio Sanz
Manuel Zapata
Tras él, "El Zorro" no resistió la tentación de coger la franela ante la bella erala, en momentos muy lucidos. Y la vaca no se cansaba de embestir. Tanto es así que hasta el matador de toros retirado Rafael González "Chiquilín" bajó al dorado ruedo para, en dos tandas, una por cada pitón hacernos recordar aquellos años en los que se encontraba en activo. ¡ Qué bien toreó "Chiquilín"! a pies juntos, citando de perfil dejó pases elementales sobre la diestra y la zocata, y dos pases de pecho de cartel de toros, llevándose a la becerra a la hombrera contraria.
Juan Romero "El Zorro"
Rafael González "Chiquilín"
Otro matador de toros, éste de la casa, Sergio Sanz también dejó su personal forma de entender este bendito arte. Unas tandas de poder e incluso una postrera de rodillas, en las que hizo que el público asistente se viniera arriba.
Juan Antonio García "El Califa" demostró que el que tiene la moneda siempre la puede cambiar, y este novillero de los años setenta, volvió a coger la muleta para mostrarnos el toreo añejo resuelto de una forma muy vistosa. También Enrique Santamarina cogió la pañosa para torear con las plantas muy quietas y corriendo la mano muy requetebien. Tras ellos José Antonio Moreno "El Zorro", actualmente en la cuadrilla de su primo y dos alumnos de la Escuela Taurina de Córdoba, Lorenzo Santana, que ya debutó de luces el pasado octubre en Mijas y el jovencísimo Sergio, que con doce años se puso por vez primera delante de una res brava y lo que hizo muy bien, consiguiendo los aplausos de un público entregado a la verdad del incipiente torerillo.
Tras este aperitivo se lidió un novillo por parte de "El Zorro". Tras entrar varias veces al caballo montado por Zapata, el torero fue desgranado su tauromaquia y haciendo patentes sus evidentes avances invernales. Una magnífica disposición unida a un gran conepto taurino son sus tarjetas de presentación.
El novillo, muy bravo, salió abanto a la pequeña, pero coqueta, placita de tientas. El recibo de capote fue breve. Con la franela, el novillero siempre anduvo por encima del de Sierra Borja, que sin ser malo tampoco puso las cosas fáciles a su lidiador. Mejor por el pitón derecho, "El Zorro" estuvo mucho tiempo en la cara del novillo, alargando al máximo su labor para poder aprovechar todas las arrancadas del burel y exprimirlo antes de entrarle a matar.
Con la espada, un cañón. Para perfeccionar su forma de entrar a matar, dejó dos estocadas hasta los gavilanes. Muy bien el toque abajo en el embroque y su forma de afrontar la suerte. Para ensayar todas las suertes cogió el descabello que usó con soltura.
El novillo, sin ser excelente, le sirvió al bravo novillero en su preparación de cara a la próxima temporada que ha de ser la de su salto definitivo a las plazas de entidad.
El novillo, muy bravo, salió abanto a la pequeña, pero coqueta, placita de tientas. El recibo de capote fue breve. Con la franela, el novillero siempre anduvo por encima del de Sierra Borja, que sin ser malo tampoco puso las cosas fáciles a su lidiador. Mejor por el pitón derecho, "El Zorro" estuvo mucho tiempo en la cara del novillo, alargando al máximo su labor para poder aprovechar todas las arrancadas del burel y exprimirlo antes de entrarle a matar.
Con la espada, un cañón. Para perfeccionar su forma de entrar a matar, dejó dos estocadas hasta los gavilanes. Muy bien el toque abajo en el embroque y su forma de afrontar la suerte. Para ensayar todas las suertes cogió el descabello que usó con soltura.
El novillo, sin ser excelente, le sirvió al bravo novillero en su preparación de cara a la próxima temporada que ha de ser la de su salto definitivo a las plazas de entidad.
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