martes, 26 de mayo de 2009

Estar en novillero

Entretenida novillada sin picadores la que se celebró ayer en el Coso de los Califas, con un cuarto del aforo cubierto, en la que los tres novilleros, cada uno en su estilo y personalidad, destacaron por su aporte de ganas e ilusión de triunfo. Se lidiaron erales de Ganadería el Soldao, bien presentados, destacaron los corridos en primer y segundo lugar. El tercero, cuarto y quinto pitados en el arrastre.

Iván de Aguilar (verde oliva y oro), está ya más que preparado para dar el salto a las plazas montadas. Tuvo solvencia en su lote. En su primero, el mejor del encierro, demostró solvencia con el percal y con la franela comenzó doblándose por bajo con el animal, alternando ambas manos en diversas series cerrando una faena con concepto con unas ajustadas manoletinas. Dejó una estocada en el rincón de Ordoñez tras la que descabelló en una ocasión. Una oreja tras aviso.
En el cuarto el de Vadofresno fue el que hizo todo. El animal estaba rajado e Iván sacó faena de donde no la había a base de tesón. Demostró gran madurez ante un oponente nada fácil aunque marró con los aceros quedando todo en un afectuoso saludo desde el tercio tras escuchar un aviso.




Se presentaba el portugué Diego do Santos y dejó una buena tarjeta de presentación. Estuvo muy activo toda la tarde interviniendo en quites y banderilleando con mucha voluntad dejando algún par de mérito. Anotamos el detalle de la larga cordobesa que dejó en su primer novillo en respuesta al quite de Gallito Chico. Estuvo en novillero toda la tarde recibiendo a portagayola a su segundo. A su primero lo mató de una media baja que bastó tras lo que se pidió la oreja que la Presidencia concedió tras un a aviso. En su segundo saludó desde el tercio tras escuchar igualmente otro aviso.





El más joven del cartel era el cordobés Andrés Jiménez Gallito Chico, nuevo en esta plaza, que dejó ver su escaso bagaje así como el enorme valor sereno que atesora. En su primero no se acopló a la embestida estando continuamente mal colocado y sin correr la mano. Saludó desde el tercio.
Sin embargo todo cambió en el que cerraba plaza cuando espoleado por las orejas cortadas por sus compañeros salió claramente a buscar el triunfo. Fué una faena de menos a más recibiendo una fuerte voltereta de la que se levantó sin mirarse. Mató por derecho dejando una estocada arriba y a su manos fué a parar una merecida oreja que paseó triunfal por el redondel.



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