viernes, 3 de julio de 2009

Finito en el verano del 93

Aquel verano de 1993 fue magnífico. Yo tenía diecisiete años y Finito estaba en la cumbre. Hacía poco que había salido a hombros de Las Ventas (6 de junio) y era el torero de moda.

La revista dominical de ABC, Blanco y Negro nos ofrecía una entrevista que pretendía descubrir al público en general la acusada personalidad del torero de El Arrecife. La entrevista no tiene desperdicio alguno y toca temas muy relevantes.

Habla de su niñez entre capotes y muletas: "De niño jugaba al frontón y cuando me cansaba decía a mis amigos, "Bueno, voy a hacerme un toro de salón" Y ellos se reían Pero ¿Estas loco? ¿Pero tú qué crees que vas a se torero?" y vaya si se equivocaron.

De cómo su padre le hablaba de toros: "por las noches iba a la cama de mi padre, que el pobre estaba agotado de trabajar y le decía "Háblame del capo, háblame de los toros" y me contaba muchísimas cosas de mi abuelo y de la ganadería"

Los recuerdos de su alternativa en Córdoba: "Recuerdo ese día, fue el 23 de mayo de 1991, aquí en Córdoba. Fué algo impresionante...Quince mil personal gritando: ¡Torero! ¡Torero!..."
De su primera cogida el 14 de agosto de 1989 en Málaga al entrar a matar a su segundo novillo tras haber cortado las dos orejas a su primero.

De su salida a hombros de Las Ventas dice: "Yo iba con mucha moral y con una ilusión enorme. Y salí por la puerta grande. Cuajé un toro muy noble y fue una faena de lo más emotiva. Siempre he dicho que tenía ganar de cuajar bien un toro en Madrid o en Sevilla, porque el público lo reconoce.Además hay que tener en cuenta que hoy se ha perdido la suerte de la verónica, del capote y en Madrid, me permití el gusto de torearlo bien, como a mí me gusta..."

Del origen de su apodo torero: "Ya desde niño, era tan poca cosa, tan flaco, que mis amigos me llamaban Fino... finito".

Y llega el tema supremo cuando la periodista le pregunta ¿Llegará a ser Finito el quinto Califa? El maestro responde: "Hombre, estoy aquí para eso, pero no cabe duda de que me han puesto el listón muy alto, porque además hay que tener en cuenta lo que han sido los "Califas". entonces yo pienso:¡Pero si no he hecho ni una cuarta parte de lo que han hecho ellos! Y a la vez te cargas de responsabilidad, porque si un día no tienes suerte, en seguida te dicen ¡Puesno es tan Califa!. Por otra parte pienso que es una pena que no hayan nombrado Califa a "El Cordobés", porque ha hecho todos lo méritos del mundo. No me lo explico..."

En aquellos momento Córdoba estaba loca con Finito, soñaba con Finito, aunque no debemos olvidar que juan Serrano siempre tuvo detractores en la Ciudad de los Califas. Los tuvo, los tiene y los tendrá siempre. La periodista Rosa Mª Echevarría hace mención a esta trágica tradición cuando dice "...Y aunque algunos opinan lo contrario, son muchos los que opinan que los Califas están de enhorabuena".
Por aquellas fechas veraniegas del 93, la empresa que regía el Coso de los Califas programó una corrida de toros en la que ¡Cómo no! estaba anuciado Finito. Pepe Toscano le hizo la siguiente crónica:
"Cuando Finito recibió a Trillador con el capote, rapidamente se dió cuenta que el pitón izquierdo era el más manejable. por ahí lo ligó a la verónica para rematar con cadencia.
Dos soberbias tandas con la diestra, bajando mucho el engaño, amnifestando la calidad y el poder que emana de la sensibiliad que le pone cuando se posee sentimiento. No fué menos toreando al natural y rematando las tandas por los dos lados.
Se produjo un clamor de éxito porque la obra la había realizado sin argamasa, era sobre arena de albero donde se había edificado una vez más otra obra cumbre con su natural métrica.
¡Lástima! faltó el capitel de la estocada. Cuando los pañuelos estaban dispuestos para tremolar, el acero vino a dar al traste con la magnificencia. Dos pinchazos y descabello hizo que el edificio no se rematara con la bandera del triunfo allá en todo lo alto de lo que consiguió con sapiencia y riesgo. Saludos.
Camillero era su segundo oponente. Mucha chiribita traí este buen mozo de la dehesa, el de más kilos y a su vez, un bonito trapío.
Cuando lo pasaba de capa, tras un gañafón, se la quitó de las manos. Al no brindar la faena y muerte de este toro, tal vez el torero no se fiara mucho de su comportamiento. Pero miren por donde, cuando al trabajo se le pone ardor, temperamento, agallas, riñones y corazón, no hay listón que sea insalvable. Con los gañafones, tornillazos y el cabeceo descompuesto del antagonista, este toro quizás quería ejercer de camillero con su gladiador, que sabedor de que a los marrajos se les puede aguantando, echándole la muleta abajo, no dándole respiro y cruzándose siempre al pitón contrario, finito empezó a dominar con su podería, rebia y exposición inusual a un toro que las devanaderas le rozaron las taleguillas y hasta el corbatín.

Cuando las dos tandas por el derecho se consumaron, una vez que le aguantó el rebrinco y los hachazos, la muleta pasó a la zurda y todo fue modelado sin gubia ni buril, era su amor propio el que había conquistado a los indecisos, que vieron esta obra hermosa cargada de pundonor. La estocada, algo contraria, hizo que el toro se echara al ruedo abrumado. Paco Puerta, al cachetear, levantó al animal; el toro en su larga agonía, vino a dar más emoción a la férrea labor de Finito, a fin de exprimir el último grano de bravura que se entregó al dominio que le ejerció su matador y torero. Dos orejas.

Con esta actuación, hemos visto que a Finito no le salen los mejores toros, es que los hace buenos y los moldea para toearlos con maestría y hondura, que es algo así como su propio arte."

Aquella noche compartieron cartel con Finito, Enrique Ponce (silencio y oreja) y Rafael González "Chiquilín" (Silencio y Saludos)

1 comentario:

JUAN dijo...

Precioso recuerdo Rafa. Muchas gracias por rescatarnos estas cositas.

Un abrazo.